Despertar era como el movimiento rodado de una canica; estúpida en el centro de la habitación , sin saber, sin entender, sin comprender si le habían fallado los elementos de la fórmula del movimiento uniforme. Y un silencio negro oscuro, que se ajustaba a los huecos de la noche, me recibía. Solo el sonido de sus pasos medidos en la línea del tiempo me acompañaban en las noches de vigilia. Un día dio un tras pies y dejé de oir aquellos pasos de caminante temporal. Ya no he vuelto a conciliar el sueño, mi nuevo reloj digital es muy sigiloso cuando camina y no hace tic-tac.
Disculpad la ausencia, en breve estaré de vuelta.
ResponderEliminarEstás disculpada maja! Y más si vienes con esta fuerza, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Tic-tac, como el corazón :-) Esperamos la vuelta
ResponderEliminarSaludillos
el tiempo hace ruido??
ResponderEliminarHAsta el silencio lo hace Lou.
ResponderEliminarUn relato difícil (de captar) para mí. Sí, se habla del silencio, del tiempo, de la soledad pero no sé, no quiero quedarme solo en el cambio de reloj, hay algo más que me quieres contar, pero chica, hoy no llego. Un abrazo, escritora.
ResponderEliminarA veces las cosas cobran sentido cuando vivimos los momentos precisos en los que sucede. Te llegará, seguro. Un abrazo, maestro.
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