miércoles, 30 de noviembre de 2011

Palabras


Se detuvo unos instantes mirando aquel papel en su mano. Aquel pequeño trozo de celulosa, correspondía al tiempo que le había tocado vivir y solo a él le correspondía saber cómo habría de rellenarlo. Cogió la pluma y escribió las primeras palabras con una caligrafía exquisita, pero después de un par de renglones, suspiró y los tachó. Un poco más abajo, continuó con su caligrafía delicada, escribiendo palabras que le iban arrancando una sonrisa, pero que después de otro par de  renglones, empezaron a enturbiarle la mirada frenando su escritura. Volvió a tachar lo que había escrito y continuó más abajo. Después de un rato, ya no quedó papel para escribir.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El niño huevo



El hermano de Juan nació de un huevo a la edad de  9 años, un día que llovían chuzos de punta. Juan supo que era su hermano porque su madre se lo dijo y porque la verdad, se parecían bastante. Era una persona peculiar, y no porque hubiera nacido de un huevo, cada uno nace como cree conveniente, de hecho yo nací de pie y Paulino, por cesárea. Era peculiar, porque aunque era tan grande como nosotros, no sabía nada. Bueno, nada, nada tampoco. Sabía andar, comer y jugar al trompo. Y nosotros a esas cosas, le damos mucha importancia. Lo que más nos llamaba la atención era que no sabía el nombre de las cosas y tras oírnos nombrarlas, él les daba un nombre distinto, o el que correspondía a otra cosa. Y así fue como a mí me empezó a llamar erizo, que yo pensé que sería por el pelo de punta que nunca conseguí peinar de forma decente, aunque podría ser por cualquier cosa y si no ¿por qué a la escuela la llamaba fábrica?  No hablaba mucho, quizá porque como decía palabras que nosotros asociábamos a cosas distintas, perdíamos mucho tiempo para hacer algo. Así que simplemente, hacíamos lo que queríamos y él nos seguía si le parecía bien. Al final, no solo lo hacíamos para que el nos entendiera. Cuando no estaba, también hacíamos lo mismo y nos dimos cuenta que perdíamos mucho menos tiempo. En el fondo todos solemos querer las mismas cosas y las palabras, a veces, no nos sirven para decir lo que queremos en realidad. Fue inevitable que poco a poco, el hermano de Juan se cansara de que otras personas que no éramos nosotros, no le entendieran. Se enfurruñaba y se quedaba de brazos cruzados cuando no le dejaban que anduviera libremente por ahí, nombrando a las cosas como le daba la gana y “haciendo”, cuando quería hacer algo. No sé por qué se convirtió otra vez en un huevo, supongo que le robaron poco a poco la movilidad con la que había surgido aquel día que llovía tanto.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Un ejercicio inconsciente en la Aritmética.



Hay personas que nacen para hacer algo extraordinariamente bien. A veces se dan cuenta enseguida y comienzan a maravillar al resto o ni siquiera eso,  lo hacen sin pensar que nadie más conseguiría hacerlo de igual modo. Otras, nunca lo descubren y otras, simplemente, se niegan a ser especiales o al menos a no serlo de la manera que se supone les sería más fácil. Una de esas últimas personas vivía en el número 15 de la calle Prados y había nacido para calcular todos los números que le alcanzara el tiempo y el interés. Agrupaba datos, hallaba la varianza, la desviación típica, el coeficiente de curtosis o las correlaciones espurias. Realizaba coordenadas polares, integrales, matrices, razones trigonométricas.  Y rellenaba montañas de papeles con cálculos infinitos, con números superpuestos y en todas las direcciones que los huecos de papel iban permitiendo. Era tan asombroso verlo calcular, que muchas personas iban a su casa y pasaban horas sentadas mirando como calculaba y calculaba sin parar. En una ocasión, alguien se quedó mirando a lo que estaba haciendo con el interés del erudito y le preguntó.

-¿Qué calculo es éste que haces ahora? No lo conozco, no sé qué estás calculando.

Él sonrió y siguió realizando cálculo tras cálculo, pero no contestó. No sabía cómo decir que solo estaba escribiendo música.


domingo, 6 de noviembre de 2011

Todas aquellas ciudades


Todas aquellas ciudades se erguían esbeltas, señalando con su maraña de antenas al cielo que las observaba en silencio. Un día, la lluvia comenzó a caer suave, mojando el asfalto que se volvió extraordinariamente brillante. Y todos se maravillaron porque el agua siempre deja un rastro donde uno se puede ver reflejado. Pero la lluvia seguía cayendo y fue robando los reflejos que el asfalto había mostrado  minutos antes. Poco después, las ciudades se fueron desdibujando, diluyéndose, deshaciéndose en regueros oscuros que iban a ninguna parte. Cuando la lluvia cesó, ya no había antenas que señalaran al cielo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La Frontera

Un día se levantó de su silla de mimbre y comenzó a caminar en dirección a la frontera. Estaba cansado de su vida y le pareció que existía otra diferente -y sin dudas mejor- en ese lugar donde la gente se llamaba los otros. Caminó durante días enteros, atravesando también noches que duraban muy poco. Con el tiempo, los días enteros y las noches que duraban muy poco se fueron alargando y se mezclaron tanto que todo se volvió una tarde continua. Sin embargo, nunca llegaba a esa frontera y sus huellas iban quedando en el camino, grabadas, llenándose del agua que dejaba la lluvia que cada tanto caía y que servía de hogar a los renacuajos. Subió cerros, atravesó ríos, sorteó hondonadas, pero sólo encontró unas huellas que ahuecaban el camino, huellas de hacía mucho tiempo, de  cuando los días eran enteros y las noches duraban muy poco,  de cuando aún las tardes no se habían vuelto eternas. Supo entonces que había llegado a la frontera, donde, un poco más allá, lo esperaba una silla de mimbre ya desvencijada.

                                                           ..........................................

Entre las luces  de Humberto Dib y las sombras de Citizen_0, nace este relato. Espero que os guste y os animo a que visitéis los blogs de Humberto, estoy segura que os encantará leerle.

http://humbertodib.blogspot.com/
http://relatos-tres-de-un-par-perfecto.blogspot.com/