lunes, 23 de enero de 2012

Receso.

Y elegimos vivir en el abismo, porque nadie nos obligó.


Con esta frase os dejo por unas semanas. Como siempre, gracias por leer estas palabras que buscan servir de algo. Volveré en cuanto pueda.

miércoles, 11 de enero de 2012

¿Evolucionó el concepto?

Andrés es un importante ejecutivo de una multinacional. Completó sus estudios en una prestigiosa universidad inglesa y ahora se dirige a una reunión muy importante. De esas en las que uno piensa que puede cambiar su futuro con un ascenso, una prima, un destino ideal. Mientras entra al ascensor, desconoce que a miles de kilómetros de allí en Kobi Fora, los restos de  uno de sus antepasados, de cuando los albores de la humanidad, se esconden en la sedimentación con los signos de los mordiscos de sus congéneres.

Al pasar por el décimo piso,  a orillas  del Amazonas, un jaguar dormita sobre 2 metros de tierra que ocultan los restos de Juan de Antúnez, antepasado de Andrés de cuando descubrieron América, que encontraron descanso( o lo ofrecieron)  tras toparse con una tribu caníbal ya  extinta.

Al saludar a Jorge, el de contabilidad, una prima lejana de Andrés, descendiente de los judíos que salieron de Toledo y emigraron a los Países Bajos, enterrada en un jardín trasero de un imitador de Armin Meiwes, recibía en lo poco que quedaba de ella, el abono para las rosas como cada temporada.

Andrés abrió la puerta de la sala de reuniones, el resto de ejecutivos, directivos y gerentes estaba esperando su entrada. El director general sonrió ampliamente mientras ojeaba el informe sobre los candidatos al ascenso.

jueves, 5 de enero de 2012

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Si hay algo que el desierto nos puede dar es tiempo. Cuando consigues esconderte del sol  tras un saliente, tienes todo el tiempo del mundo. Por eso era el momento de buscar en aquel libro que se titulaba "Conocimiento del Medio 4º de Primaria” y que había llegado de alguna parte en donde las ayudas, nacen de anónimos particulares.  Acariciando las imágenes del libro con la punta de los dedos y la cabeza ladeada, recostado sobre el hueco del brazo, recorría el contorno de los paraguas que salían en una fotografía. Cuando se miró los dedos, los tenía mojados.