Gracias a esa capacidad de tolerancia para las contradicciones, fue capaz de crear el mundo que había soñado toda su vida. No importaban los convencionalismos, las normas o las reglas estéticas. Solo había cosas que le hacían feliz. Temeroso de que un día alguien lo hiciera desaparecer, se perdió justo en ese lugar que se escapa por el rabillo del ojo y que solo se ve cuando no miras. Un día me pareció verlo, pero sería otra cosa, aún no he aprendido a encontrar ese punto ciego donde las cosas perviven para siempre.
Los que estáis aquí, me ayudáis a algo muy importante, intentar hacerme entender. No es algo fácil, lo se, pero ahí estáis. Así que no puedo hacer otra cosa más que desearos un lugar ideal, al menos el que yo me pienso para mi, que siempre será el mejor que os desee.
ResponderEliminarGuardadlo para vosotros, porque ya sabéis que hay devoradores de mundos particulares y si encuentra ese punto ciego, terminará haciéndolo desaparecer.
Gracias por esa parte que no lees sino comentas, es la mejor. Me has alegrado la mañana.
ResponderEliminarBlogsaludos
guau chica que bonito hablas.
ResponderEliminarese punto en que las cosas se escapan porque no las ves o las ves y no las entiendes...es el lado del desasosieo...yo tengo mucho de eso, o eso digo yo
que coment más chulos haces....
ResponderEliminarGracias, pero es que me lo pones fácil.
ResponderEliminarProfundidad. Tanto como ese punto muerto.
ResponderEliminarUn Abrazo
Qué bien lo sintetizas: capacidad de tolerancia para las contradicciones. Qué bueno lo del rabillo del ojo, sin duda es la mejor forma de ver las estrellas, donde "perviven las cosas que no se ven" (cómo me gusta ésta frase).
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