lunes, 9 de mayo de 2011

Belleza

Nació muerto por dentro. Siempre lo supo, y era una evidencia, eso sí, al alcance de pocos. Digamos que es una de esas cosa que solo perciben los que también están muertos por dentro. No se conmovía con el llanto de alguien querido, quizá porque tampoco comprendía el concepto del amor. Tampoco encontraba ese tono especial que tiene el atardecer cuando se está en compañía, o cómo es sin ella. La música se le hacía sonidos sin mensajes, sin lenguaje transmisor de emociones que tampoco conocía. Ni los olores le evocaban situaciones del pasado con las que imaginar mundos paralelos, ni las sonrisas le aceleraban un corazón que solo bombeaba sangre. No, no había nada en el mundo que generara algún tipo de reacción distinta a la más absoluta indiferencia. Pero se sentía especial, y no de ese especial que nos hace distintos al resto, que lo era. O de ese especial que causa admiración y sirve de ejemplo a los demás, que él creía que lo era. Era especial porque era bello a sus ojos. El mundo entero era diferente y no necesariamente hermoso, puesto que en él, no había nada que se le asemejara . Salvo una cosa, la muerte que llevaba por dentro. Por eso, sintiéndose artista, dedicó su vida a proporcionar la más hermosa belleza, causando la muerte a los que carecían de ella.

4 comentarios:

  1. Que tristeza de vida...sólo encontraba belleza en la muerte.
    Mira que no disfrutar ni con la música...
    Salud.

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  2. Pero Citizen!
    Cada vez te pareces más a mi y me enbajono! jajaja
    Has relatado tan bien esto que casi lloro... bueno, es exageración, pero que me ha encantado vamos! jeje
    Un abrazo!

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  3. Joplin me da que en su mundo lo que se desconoce, ni se aprecia ni se desprecia. siempre le será indiferente. Él se lo pierde.


    Sucede,siempre me habían dicho que a veces recordaba a Kafka (ilusos), espero que a él no le pase lo mismo que a tí allá donde esté. Me alegro que te guste. (Ah! y en la idea y en la forma, si ;).)

    Gracias a los dos.

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  4. A mí me llevas a otras tipos de bellezas muertas por dentro. Los creedores del Dios verdadero, los poseedores de verdades absolutas, los neoliberales del todo vale, los Sánchez-Dragó de la literatura y en general a todos los que dicen que "tienen la conciencia tranquila".

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