jueves, 29 de diciembre de 2011

Inmortal




Hace 60 años que soy inmortal. Algo que no esperaba que me sucediera pero hay cosas que pasan sin que podamos hacer nada por remediarlo, o  quizá no. La muerte vino a buscarme, pero nunca he sido puntual y no me encontró donde esperaba hacerlo. Mis días eran demasiado cortos y alcanzar tantos lugares en los que estar, era toda una proeza. Y así fue que la muerte se sentó a esperarme  en una hamaca que tenía en el patio de atrás, porque en los patios de atrás de las casas, es donde se espera todo lo que esté por venir. Era  octubre, de esos en los que el sol no sabe que ya no es verano y se la pasa calentando los rincones mientras el viento intenta enfriarlos. Entre  rayos de sol y  ráfagas de aire frío, la muerte se entretenía. Pero el día me parecía muy corto y aun tenía que correr a mil sitios para estar en todos y en ninguno y mientras la noche se acercaba, la muerte se marchó. Ahora tengo todo el tiempo del mundo, pero no puedo dedicárselo a nadie. Los demás se marcharon a su hora.