lunes, 5 de marzo de 2012

Sombras ( La Culpa)


                                           Foto tomada de Internet

La culpa, como el miedo, son cazadores cazados, porque no cuentan con la gran capacidad del ser humano para el sufrimiento. El día que la culpa llegó a la calle de La Suerte número 8 entró con prisa, mientras salía el amor , al que saludó en mitad del pasillo. Buscó en la habitación más oscura y allí la encontró, con las manos marchitas de romper recuerdos pero sin lágrimas que arrastraran las palabras que debía haber pronunciado.  Cuando se tumbó en la cama, la culpa, como una sombra, se tumbó junto a ella oliéndole el pelo que ya no volvería a cortar. Y así fue que pasaron mil años y la casa de la calle de La Suerte fue perdiendo su color azul cielo y encontrando montañas de polvo silencioso que ni la lluvia conseguía arrastrar. Por su tejado solo pasaban inviernos y un frío perenne, como un guardián, se acomodó en el umbral de la puerta mirando a los que pasábamos por la calle.
Un día, la puerta se abrió y de ella surgió una mujer con el pelo infinito.  Comenzó a caminar calle arriba, tras ella, una sombra que pugnaba por agarrarse a todas partes miraba como la casa se iba despedazando poco a poco al tiempo que se alejaban. El final de la calle era una pequeña cuesta que aquella  mujer, comenzó a subir con la dificultad de tener una sombra que intentaba marchar en sentido opuesto. Se detuvo, agarró la sombra en brazos para ayudarla a seguir el camino y después se perdió de  vista cuando  comenzó a bajar del otro lado. Aún recuerdo aquella sombra prisionera y me pregunto por qué la mujer no dejó que se quedara para tener más liviano el camino. Pero ahora entiendo que cuando ya no queda nada, al menos nos queda la culpa de no haberlo conservado y eso, es lo único que nos sigue atando al mundo.

14 comentarios:

  1. "Tremendo" en portugués quiere decir "temblando", me parece más adecuado este otro significado, ya que es un texto que asusta.

    La culpa tiene cerrada la puerta de la calle México 4242, Bs As, Argentina, ella sabe que no voy a abrir, en una época lo hacía, pero ya no siento culpa de cerrarle la puerta en la cara.

    Un beso.
    HD

    ResponderEliminar
  2. Sí, asusta un poco, pero hay que mirar a la culpa de frente y hablar con ella, después dejarla en una llanura amplia para que la lluvia la purifique.
    Un saludo
    mj

    ResponderEliminar
  3. Lo más doloroso es esa soledad que nos ata al mundo: más de las veces con un hilo menudo y las otras con un hilo descolorido.

    ResponderEliminar
  4. Y este texto (ahora sí ubicados en el presente) me ha dejado sintiendo-recorriéndome; me sucede algo muy parecido a lo que comentó Humberto, le he cerrado la puerta en la cara a la culpa, con la responsabilidad que eso implica pero sin ninguna culpa.

    No quiero a nadie que cargue el plomo de mis cicatrices; al fin al cabo son mías. (y el plomo también).

    Un fuerte abrazo; me quedo repasando el final, hay algo ahí que me deja intranquilo, aún no sé qué es.

    Abrazos!

    ResponderEliminar
  5. Mucha razón. La culpa es esclavitud. También nos hace recordar lo que somos.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Pseudosocióloga, para hacer una película. Prometo que iría a verla.
    Humberto, ¿asusta por lo que nos hace la culpa o por lo que nosotros le hacemos a ella? Hay que tener las puertas cerradas de cuando en cuando, si. Un abrazo.
    mj, no es mala idea. A veces nos falta comunicación para arreglar nuestros problemas. Seguro que nos iría mucho mejor.

    Adivín, pero siempre tan fuertes ¿verdad? Eso es lo más curioso. Gracias por pasar. Me ha gustado mucho tu entrada de microinvitados, muy buena elección, si señor.

    Juan la responsabilidad también está en asumir la irresponsabilidad. La verdad es que creo que eso demuestra que somos mucho más responsables así que creo que has hecho muy bien. A mí lo que me produce intranquilidad de este texto, es la idea de que la culpa es un sentimiento muy corrosivo ( me puedo situar en tu relato de Rodolfo y Gladys, ambos me producen esa sensación de peligro) pero nosotros podemos amplificar su efecto con solo desearlo y creo que esa mujer es lo que hizo. Ni siquiera la culpa con su corrosivo fondo, podría esperar sufrir a manos de un ser tan autodestructivo. Es la cruz del ser humano, tenemos el privilegio y la tortura de sentir. Nosotros somos nuestros mayores enemigos, porque ni siquiera nos conseguimos dar la paz que necesitamos.

    Ina, si, es cadena y también reo. Gracias por pasar.

    ResponderEliminar
  7. Estoy con Ina, la culpa es esclavitud. Y qué función tiene más que la de pesarnos al andar?
    Un lastre más.

    Un beso

    ResponderEliminar
  8. Este me golpea y bien fuerte porque sé que aunque la culpa es un ácido que corroe todo, todavía no estoy dispuesta a dejarla marchar.
    Sé que no es un comentario pero no tengo otras palabras. Disculpa.

    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo lo contrario. Con lo que has dicho, has descrito precisamente esa idea de ver la culpa y la persona como entes diferentes, y no como una persona con un sentimiento generado en propiedad. Siempre veo los sentimientos como objetos independientes, que han nacido gracias a alguien pero que tienen vida propia y que nos sufren igual que nosotros los sufrimos a ellos. En el miedo se ve quizá mejor. "El miedo no es libre, en realidad es un preso sentenciado y condenado a nuestra compañía" creo que es la frase fuerza del texto.

      Gracias.

      Eliminar
  9. Antes dije que Pedro era más poético, fue una tontería. ¿Cómo se puede describir así la culpa? Que elegantemente dices el origen de todo, ese cruce con el amor. Y del frío guardián, ese rechazo de las personas a los "culpables" o pecadores. Me gusta pelo infinito. Creo que sabes narrar muy bien los sentimientos. Y por otro lado, algo de araña tienes, nos vas tejiendo una red de enlaces a otras entradas... y quizás algún día no encontremos la salida de este blog. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me pillaste. La verdad es que algún día mostraré el camino que une algunas de las entradas que hay en este blog, pero daré opción a croquis, que conste, el que se quiera perder, está en su derecho.

      Y Pedro es un artista, por mi parte me queda mucho que aprender.

      Un abrazo.

      Eliminar
  10. Con los años la culpa la dejamos fuera y no la dejamos acompañarnos. Como siempre un relato magistral.

    un abrazo

    fus

    ResponderEliminar