Hay personas que nacen para hacer algo extraordinariamente bien. A veces se dan cuenta enseguida y comienzan a maravillar al resto o ni siquiera eso, lo hacen sin pensar que nadie más conseguiría hacerlo de igual modo. Otras, nunca lo descubren y otras, simplemente, se niegan a ser especiales o al menos a no serlo de la manera que se supone les sería más fácil. Una de esas últimas personas vivía en el número 15 de la calle Prados y había nacido para calcular todos los números que le alcanzara el tiempo y el interés. Agrupaba datos, hallaba la varianza, la desviación típica, el coeficiente de curtosis o las correlaciones espurias. Realizaba coordenadas polares, integrales, matrices, razones trigonométricas. Y rellenaba montañas de papeles con cálculos infinitos, con números superpuestos y en todas las direcciones que los huecos de papel iban permitiendo. Era tan asombroso verlo calcular, que muchas personas iban a su casa y pasaban horas sentadas mirando como calculaba y calculaba sin parar. En una ocasión, alguien se quedó mirando a lo que estaba haciendo con el interés del erudito y le preguntó.
-¿Qué calculo es éste que haces ahora? No lo conozco, no sé qué estás calculando.
De entre todos los lugares, pensamientos y hechos humanos en los que se encuentra la música, uno de los más extraordinarios es en las matemáticas. Nunca he dudado, y en estos tiempos más en lo cierto creo que estoy, que no es la moral lo que nos hace humanos, sino la música. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarNo sé con que quedarme, si con el texto o con tu comentario.
ResponderEliminarAmbos grandes, como la música que nos equilibria entre lo oscuro y la luz.
Un beso, buen finde sí.
Hay música en todas las partes, hasta en las matemáticas.
ResponderEliminarUn saludo indio
Yo lo veo al revés, no es que hasta en la música haya matemática, sino que la música es matemáticas. Basta pensar en lo más simple. ¿Cuál es la menor distancia que hay entre una nota y otra? Muchos dirán, pues un semitono, pero no, hay 9 comas... y aún más, la menor distancia es infinita, pues los intervalos son infinitos. Es decir, entre Do y Re la distancia es exactamente igual a la que existe entre 1 y 2, esto es, infinito.
ResponderEliminarClaro, esto es imposible de captar por el oído humano.
Perdón, me has hecho hablar, veo que tu espacio me saca conversación, no sé si eso sea bueno o malo.
Gracias por la reflexión.
Besos.
HD
No sé si lo pillo, pero me da igual, me gustan los números por lo que tienen de exactitud y la música es necesaria para tantas cosas, una de ellas para sanar...
ResponderEliminarBesitos
la matemática es la esencia del ser humano, y la música el continente que la sustenta
ResponderEliminartotalmente de acuerdo
qué buena la moraleja final
saludos
Raúl
Lo que dices me recuerda la rabia que me da no saber (entender, comprender, escribir,...) música. Tengo tan mal oído. Y lo que más me asombra es que oyen los sonidos. SIn embargo me encantaba las matemáticas, recuerdo que hasta navegaba por mis neuronas.
ResponderEliminarLa música tiene la magia de las mátemáticas, pero tiene también la belleza del arte.
ResponderEliminarBlogsaludos
Imilce, quédate con las dos. Dos mejor que uno. Un beso abstracto-físico.
ResponderEliminarIndio, por suerte, podemos decir que está en todas partes, es verdad.
Humberto, y espero que te siga sacando mucha conversación. Me encanta leeros y ver qué suscita lo que escribo en los demás. Además, aprendo mucho con lo que decís. Gracias.
Elysa, de sobra entonces lo entiendes. Ambas cosas son extraordinarias y hay que recordarlo, si señor.
Raul, me encantó lo que dijiste. Si, las palabras a tí se te dan mucho mejor.
Ximens, a mi me pasa todo lo contrario. A los siete años me senté delante de un órgano de iglesia y comencé a tocar "por el camino que lleva a Belén" y nunca había tocado un órgano. Es cuestión de ir uniendo sonidos, ellos ya suenan bien. A ti te habrá pasado igual mientras escribes. En realidad hace algún tiempo que escribes música, porque los sonidos de tus frases ya suenan genial.
Adivín, y tantas cosas más... Siempre me dejas palabras poéticas, estas me han gustado mucho. Bueno como todas, pero estas tienen algo de especial, hablan sobre música.
Gracias a todos y que la música (y la fuerza) os acompañe.
En las matemáticas está todo...yo estoy casado con una de ellas jejeje.
ResponderEliminarEste finde fui a ver una exposición de Eschel en el parque de las ciencias de Graná, sus dibujos tienen un alto componente matemático que a su vez también está en una de sus fuentes de inpiración, la Alhambra.
Besos!...gracias or tus mil visitas a mi blog, yo voy un poco fuera de tiempo, pero cada vez sois más para seguiros.
¿Escribía música con números?
ResponderEliminarClaro que la música tiene mucho de matemáticas, y mucho de lenguaje, y mucho de sentimientos, y de creatividad... Pero aunque no lo tuviese, el relato seguría siendo igual de fascinante: Una persona que cautiva al resto por su pasión.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Abrazos al cuadrado en el coseno de pi
Juanlu, pues entonces, qué te voy a contar. Sin duda en la Alhambra, se esconden las matemáticas en cada uno de los rincones, y la música en cada gota de agua.
ResponderEliminarJavier, NiñoCactus no lo hubiera dicho mejor. Las matemáticas son excelentes para hacerlo, que se lo pregunten a Leibniz.
Gracias chicos.