domingo, 6 de noviembre de 2011

Todas aquellas ciudades


Todas aquellas ciudades se erguían esbeltas, señalando con su maraña de antenas al cielo que las observaba en silencio. Un día, la lluvia comenzó a caer suave, mojando el asfalto que se volvió extraordinariamente brillante. Y todos se maravillaron porque el agua siempre deja un rastro donde uno se puede ver reflejado. Pero la lluvia seguía cayendo y fue robando los reflejos que el asfalto había mostrado  minutos antes. Poco después, las ciudades se fueron desdibujando, diluyéndose, deshaciéndose en regueros oscuros que iban a ninguna parte. Cuando la lluvia cesó, ya no había antenas que señalaran al cielo.

12 comentarios:

  1. Es un micro muy visual, me gusta...aunque además de las antenas he visto cómo las casas y las calles se iban por los sumideros...

    :)

    Por cierto, te enlazo a mi blog pa enterarme cuándo publicáis.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Coincido con Juanlu, muy visual ese efecto de la lluvia, primero un poco, después más... después se lleva todo
    un saludo

    ResponderEliminar
  3. Otra manera de ver el fin del mundo, muy visual todo el texto.

    Besitos

    ResponderEliminar
  4. Y es que señalar es de mala, muy mala educación...
    ...y el cielo les dio su merecido.

    Tan acorde como el tiempo Citi.

    Un beso

    ResponderEliminar
  5. Te dije que estabas apocalíptica, ahora nos entregas una bella versión del diluvio, perfectamente adaptada a los nuevos tiempos, pero esta vez no hubo ni Arca ni Noé.
    Besos.
    HD

    ResponderEliminar
  6. Me encanta el efecto "limpia" de la lluvia.

    ResponderEliminar
  7. Los seres humanos que vivíamos en las ciudades no vemos nuestras manos, nuestros pies, nuestra imaginación,... poco a poco nos hemos diluído en el viento.

    Blogsaludos

    ResponderEliminar
  8. Voy a hacerte caso y tratar de no comprender. Solo sensaciones. Un cielo que llora hasta limar las asperezas. Un cielo amenazado por las construcciones urbanas. Los charcos de agua espejeando trocitos de cielos. El brillo metálico de la película de agua. En fin, lo duro que es casi siempre limpiar los cristales tras la lluvia.

    ResponderEliminar
  9. Yo creo que la lluvia era àcida y asì la hizo desaparecer.

    un fuerte saludo

    fus

    pd.muchas gracias por tu visita

    ResponderEliminar
  10. Juanlu, se empieza por las antenas y luego llega el resto. Pero siempre hay que dejar a la gente que lo ordene como le guste. Bienvenido y gracias.

    Puck el agua en tus jardines no suele hacer esas cosas, es un agua especial.

    Elysa, estamos al borde del 2012, parece que está de moda lo del fin del mundo, jeje.

    Javier,suelo pensar que hace tiempo que ocurre.Bienvenido y gracias.

    Imilce, si, es tiempo de lluvias, algunas más necesarias que otras , pero de lluvias.Un beso, poetisa.

    Si Humberto, parece que ando un poco a lo profeta. Noe y su Arca ya tuvieron supuesta gloria. Ahora nos toca a nosotros. Besos jefe.

    Pseudosocióloga, si, y cuán necesario es a veces ese efecto ¿verdad?

    Adivín, nos hemos trasnformado en urbanitas despiadados.

    Ximens, tu conclusión es del todo acertada, si señor. Un saludo.

    Fus muy bien encaminado. Es de ley devolver lo que uno ofrece. Por eso siempre es interesante saber qué ofrecemos para no recoger nuestros propios deshechos. Nos visitamos pues.

    Gracias a todos.

    ResponderEliminar