jueves, 24 de noviembre de 2011

El niño huevo



El hermano de Juan nació de un huevo a la edad de  9 años, un día que llovían chuzos de punta. Juan supo que era su hermano porque su madre se lo dijo y porque la verdad, se parecían bastante. Era una persona peculiar, y no porque hubiera nacido de un huevo, cada uno nace como cree conveniente, de hecho yo nací de pie y Paulino, por cesárea. Era peculiar, porque aunque era tan grande como nosotros, no sabía nada. Bueno, nada, nada tampoco. Sabía andar, comer y jugar al trompo. Y nosotros a esas cosas, le damos mucha importancia. Lo que más nos llamaba la atención era que no sabía el nombre de las cosas y tras oírnos nombrarlas, él les daba un nombre distinto, o el que correspondía a otra cosa. Y así fue como a mí me empezó a llamar erizo, que yo pensé que sería por el pelo de punta que nunca conseguí peinar de forma decente, aunque podría ser por cualquier cosa y si no ¿por qué a la escuela la llamaba fábrica?  No hablaba mucho, quizá porque como decía palabras que nosotros asociábamos a cosas distintas, perdíamos mucho tiempo para hacer algo. Así que simplemente, hacíamos lo que queríamos y él nos seguía si le parecía bien. Al final, no solo lo hacíamos para que el nos entendiera. Cuando no estaba, también hacíamos lo mismo y nos dimos cuenta que perdíamos mucho menos tiempo. En el fondo todos solemos querer las mismas cosas y las palabras, a veces, no nos sirven para decir lo que queremos en realidad. Fue inevitable que poco a poco, el hermano de Juan se cansara de que otras personas que no éramos nosotros, no le entendieran. Se enfurruñaba y se quedaba de brazos cruzados cuando no le dejaban que anduviera libremente por ahí, nombrando a las cosas como le daba la gana y “haciendo”, cuando quería hacer algo. No sé por qué se convirtió otra vez en un huevo, supongo que le robaron poco a poco la movilidad con la que había surgido aquel día que llovía tanto.

12 comentarios:

  1. Vaya! un texto larguito...
    Me ha gustado lo de que cada uno nace como cree conveniente, estaría bien que fuera así, volveríamos al huevo o a la placenta cuando nos sintiéramos bloqueados sin tener nada que seguir.
    También estaría bien volver a nacer cuando de nuevo estuviéramos preparados.
    Esto es original, como tú, como el niño del huevo.

    Un beso

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  2. Lo he leído con deleite. Tienes una forma de escribir que me llena a cada segundo que me acompaña. Quedo satifecho cada vez que te visito.

    Blogsaludos

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  3. Probablemente recuerde este niño huevo, pero lo que si recordaré es esa frase: En el fondo todos solemos querer las mismas cosas y las palabras, a veces, no nos sirven para decir lo que queremos en realidad.

    Besitos

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  4. Me gusta mucho la dinámica de tus texto, lo cíclico, ese y inicio hasta el retorno al volverse nuevamente huevo. Me gusta mucho tu escritura, besos


    Un abrazo

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  5. Cuando llueve las semillas germinan. Nacer a los nueve años es nacer sobrado. Nacer de un huevo es un poco pollo. Es lo que pasa en la realidad, y creo que tratas de contarnos: Si no naces por los cauces establecidos lo tienes jodido. Nadie te entenderá. Si nombras de forma diferente es porque ves diferente, y por lo tanto terminaran excluyéndote. Y si no es así, ya me lo dijiste, me he dejado llevar por tu relato y me monto el mío, pero porfa, no hagas que me vuelva huevo.

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  6. El texto es impecable, no puede transmitir mejor su contenido. Te aseguro que me has tocado profundamente con él, pues yo tenía la particular costumbre de nombrar los objetos con palabras diferentes cuando era niño (en realidad aún hoy juego con eso cuando estoy con gente muy cercana). Claro, yo no nací a los 9 años, como tampoco de un huevo... aunque esto último podría refutarlo con lo del huevo o cigoto, jeje.
    Un beso enorme.
    HD

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  7. Por lo menos siendo huevo podía (no) hacer lo que le gustaba. Al fin y al cabo, ser huevo no es una tragedia.

    Saludos

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  8. Mejor dentro de un huevo y protegido que afuera enfrentando la incomprensión.

    Un beso

    Sabri!

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  9. Imilce, esa es la esencia. Que todos seamos niños huevo y que no nos importe.

    Adivín, me alegro que te guste lo que hago aquí, es una gran satisfacción.

    Elysa, la multitud de lenguajes que los humanos tenemos y qué pocos utilizamos ¿verdad? gracias.

    Pseudosocióloga, bueno, todo es siempre bonito, solo hay que verlo con unos ojos adecuados.

    Gracias Mixha. Me encantó que volvieras con tu centauro.

    Ximens, me gustan muchos tus reflexiones, se acercan mucho a las mías. Pero no te preocupes, yo soy huevo desde siempre. Unas veces salgo y hago, otras vuelvo a la forma original y espero el momento de volver a salir ;).

    Humberto, pues nunca lo dejes. Ya sabes lo que les pasa a las cosas cuando se les asigna un nombre. Al menos que ese nombre represente lo que creemos que es la realidad.

    RChS y que lo digas, ser algo siempre es importante.

    Sabrina de cuando en cuando salir también es interesante. No todo lo que parece frágil lo es.

    Gracias a todos.

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  10. Todo un relato descriptivo con una evoluciòn final.Enhorabuena

    Feliz Navidad

    un fuerte abrazo

    fus

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  11. Imilce me trae hasta aquí y me ha encantado esta entrada, voy a leerte algunas más.

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