Dicen que si alguien llora debajo de una acacia, sus raíces crecen y crecen hasta el infinito, pero eso es imposible. En realidad crecen hasta donde es neceario que crezcan. Y eso es lo que le pasó a la acacia del patio de Doña Julita. Doña Julita era una mujer muy mayor, mucho, tanto que cuando su hijo nació, nació nieto y le llamó Carlos. Como todos los Carlos, era inquieto y en cuanto pudo marchó para ver mundo. Porque los Carlos suelen ver mundo, de igual forma que los Alejandros conquistan sus sueños, pero esa es otra historia. Así que partió joven y Doña Julita se hizo más vieja, como cuarentea años más vieja y se curvó como varita de manzano mientras apartaba las hojas de la higuera que caían en su cuerpo. Qué desvergonzada la higuera. Sentada bajo la acacia, esperaba el regreso que nunca llegaba y dejaba que sus lágrimas rodaran por su cara, recorriendo las arrugas como si de caminos se tratara.
Entonces fue cuando las raíces de la acacia comenzaron a crecer, recorriendo el patio y saliendo por debajo de la tapia calle arriba, levantando las baldosas del primer piso del ayuntamiento y de la botica del Señor Servando. Y más allá saliendo del pueblo y atravesando el valle rumbo norte, lejos, lejos, donde la gente echa sal a las raíces esperando que se sequen y no lleguen a su destino. Más lejos aún, y así hasta llegar a un campo de flores rojas donde rodearon el cuerpo de Carlos formando un ataúd.
Si, las raíces de las acacias crecen y crecen, pero solo hasta donde es necesario que lleguen.
Cuando este blog apareció hoy hace un año, tenía un propósito un tanto diferente de lo que se suele esperar de un lugar como este. A día de hoy, creo que las palabras siguen estando ahí, pero no me sirven tanto como necesito. Será porque no son raíces de acacia. Pero hay personas que me ayudan a que algún día, las palabras no jueguen conmigo y finalmente, haya palabras que sirvan de mucho, o al menos de bastante. Humberto, especialista en calmar la sed con sus palabras y donde quiero que mis raíces lleguen sin ningún problema siempre. Imilce, con sus rincones oscuros que compartimos en la distancia. Ximens, que sabe más de mí que yo misma. Juan Ojeda, que me hace mirar con una pupila distinta un mundo muy diferente. Adivín, que llena de poesías el inicio de este lugar. A Sucede que regaló las primeras palabras. Y a tantos otros a los que parece que estas palabras han servido.
ResponderEliminarA todos gracias por estar ahí
bueno, en realidad las palabras sólo son una masturbación impostada. O un ansiolítico. Las palabras, tan necesarias, tan volubles y malinterpretadas. A mí me gustaría callarme un rato, pero no puedo. Espero que tú no lo hagas aunque todavía no hayas encontrado la utilidad de esas palabras que, al menos, siguen conectando especímenes extraños a través de la chorrosfera.
EliminarGracias Advenedizo. No debes callar, no, y más si no puedes hacerlo. Ese es el mejor indicativo de que vas por el buen camino.
EliminarYo buscaré las vuestras.
madredelamorhermoso!, pero si dudo constantemente si eres hombre o mujer o ambas cosas o ninguna. Si sé de ti será por la raíces que dices que no te crecen, pero que salen por el enchufe de mi Adsl. O quizás sean esporas que el viento me trae. No obstante, que sepas que hay muchos blog, pero en pocos me aireo como en el tuyo. Simplemente, me haces pensar. Gracias por estar ahí.
EliminarDoña Julia morirá desconsolada esperando un regreso imposible.
ResponderEliminarBesos.
LA muerte es lo más seguro que hay, si. Doña Julita tendrá que pensar en algo más alcanzable que un regreso, por ejemplo, una conexión permanente más allá de la vida, eso estaría bien.
EliminarGracias Toro.
Precioso.
ResponderEliminarLas madres entienden bien un realto así ¿verdad?
EliminarBienvenida de tu viaje.
Supongo que sí, supongo que las raíces crecen hasta donde sea necesario, pero el Jardín me dice que las hojas pueden volar en el viento... pueden llevar mensajes más rápido... ¡No te parece que sí...!! Así que las hojas de tu acacia han llegado hasta Juan Ojeda allá por la Argentina y desde allí han regresado a tu amada Extremadura, al Este, pues hete aquí que yo aún viviendo en el Oeste extremeño... soy del Este... ¿Seremos raíces de la misma acacia? Pronto lo sabremos... gracias por llegar al Jardín y con tu permiso... me quedo por aquí... pues tus letras... me gustan. Bss
ResponderEliminarEl este es un lugar extraordinariamente simbólico y cargado de significados. En nuestro caso, además es realmente hermoso.
EliminarGracias por pasar.
Vaya, esta entrada es reveladora. De Extremadura, como mi madre y mis abuelos. No si con poco somos parientes.
EliminarXimens... yo soy Ximens, también, digo Jiménez, ja, ja... ya estás dando santo y seña de tu madre, ja ja... Bss
EliminarLlegando a su propio fin, que es mejor que el infinito. Porque el infinito es imposible y cansado. Todo lo que no acaba es demasiado aburrido.
ResponderEliminarElla encontró a Carlos. Porque en el fondo todos los Carlos también esperan ser rodeados.
Como ese "algo" que nos conecta a nosotras, igual que raíces.
Un gusto estar contigo.
Un beso
Así es. Uno de los esquemas culturales más importantes es el de conexión, un esquema con una lógica simétrica, pues si dos entidades A y B están unidas por un conector, A está unida a B y por tanto B está unida a A. Subyace como trasfondo el concepto de red que en definitiva indica que todo está conectado y que el sistema busca mantener la conexión para conservar la estabilidad.
EliminarHabrá que regar esas raíces simbólicas para que no se sequen.
Un abrazo
Si, tus palabras tienen una cadencia muy especial que las vuelve inolvidables. Y lo que dicen, siempre parece que nos están diciendo algo que nosotros no podemos decir, o mejor dicho no podemos escuchar, porque todo está diciendo todo el tiempo y uno deja de oír... a veces por indolencia, otras veces por equilibrio.
ResponderEliminarQue hermoso lo que marca Imilce, ¿Todos los Carlos desean ser rodeados?,,, yo de todos modos espero guardarme las lágrimas para otro árbol, porque si va a crecer hasta rodear todo aquello que extraño realmente no sé dónde van a concluir esas raíces (y el mundo. Si a veces hasta me parece que extraño cosas que nunca han sucedido.
Un gigantesco abrazo; y gracias por lo que me toca.
Me pongo colorado en la epidermis.
Besos desde el sur, es un placer andar por acá. Aprender.
No hay de qué, gracias a ti por esa visión distinta que obtengo cuando te leo. Esa sensación que nombras de extrañar cosas que nunca han sucedido es más lógica y certera de lo que puede parecer a simple vista. Es solo que nuestra construcción de la realidad las ha obviado y son visibles desde otra perspectiva. A veces estamos tan cerca de ellas que es como cuando sentimos una corriente de aire pero no hay nada abierto que provoque que ocurra. Construimos entornos con palabras, porque lo que no tiene nombre no existe. A veces elegimos bien otras depende del día, pero siempre nos queda esa sensación de que falta algo más aún ¿verdad?. Es cuestión de escuchar múltiples voces, porque todas tienen algo que decir y no siempre dicen lo mismo que uno mismo.
EliminarBesos desde el norte.
Cuando estaba por cumplirse un año de la existencia de mi blog, me propuse festejar la fecha escribiendo "el mejor texto" jamás publicado: No lo conseguí.
ResponderEliminarLo mismo sucedió cuando se cumplió el segundo año, no logré un texto siquiera ampuloso.
También lo intenté cuando llegué a X cantidad seguidores o a Y cantidad de visitas.
Finalmente abandoné el proyecto.
Me pregunto entonces (con una punta de envidia sana), ¿cómo has logrado un texto así para cerrar-abrir una etapa?
Es una historia magnífica, está relatada con ritmo y música dignos de una sinfonía, y encima logra emocionar.
Si no hubiera escrito toda esta parrafada, te diría: Sin palabras.
En lo que me corresponde al halago como "calmador de sedes", infinitas gracias.
HD
Ya sabes que admiro la manera de escribir que tienes, porque las palabras no se pierden en laberintos y llegan exactamente a donde deben llegar para ser entendidas. Calmador de sed creo que es un buen adjetivo, porque eso provocan tus relatos, calmar la sed que se tiene incluso antes de empezar a leerlos y obtener en el final, la sensación de placidez que provoca el agua en el sediento.
EliminarDecir que tú mejor que nadie conoces cómo construyo los relatos, simplemente escucho lo que tengo dentro y en ese momento oí que quiero tener raíces que lleguen a todos los que he conocido aquí.No es fácil dejar que las cosas salgan de una, pero hay que aprender.
No hay sal que seque sentimientos ni olvido que arranque raíces.
Gracias por estar SIEMPRE ahí.
Un abrazo en la distancia.
Nada es eterno, solo el amor de una madre por un hijo.Siempre encuentra la manera de llegar hasta el.
ResponderEliminarImilce ha dejado unas migitas y las estoy siguiendo. Me gustas, ups quiero decir, me gusta como escribes. Te importa si me quedo?. Un bessito
Gracias Men. LLegas desde un lugar extraordinario, me alegro de que visites los bipolares pensamientos de Imilce, a mi me encantan.
EliminarEspero que haya algo por aquí escondido que te guste.
Un saludo.
Qué bueno, qué bien escrito y qué bien lo siento cuando lo leo. He buscado ávida posts tuyos al azar porque no podía creer mi suerte, y cuál no ha sido mi sorpresa al descubrir que todo lo que he visto no ha bajado del nivel de esta preciosidad de dos párrafos y una línea. Menudo descubrimiento acabo de hacer con tu blog, tienes casa en el Soho (es decir, te sigo) desde ya.
ResponderEliminarSaludos
Gracias Pilar. Me alegro que estas letras te lleguen como tuyas que son en realidad, porque están para eso, para que los demás encuentren algo en ellas que les sirvan.
EliminarUn saludo.
Pues quizás a ti no te sirven, las palabras, pero has conseguido que echen raices y han ido tomando los lugares para casi en silencio arrastrame hasta aquí, entonces... ¿sirven o no?
ResponderEliminarBesitos
Ese es un buen fin para ellas. Espero que esta casa te sea cómoda, qué menos podría hacer al respecto. Y que mis visitas a la tuya sigan sirviendo para mucho, como hasta ahora y no dudo que por tiempo largo.
EliminarUn saludo.
Gracias a todos por pasar y dedicar vuestro tiempo a ver qué hay por esta casa. Seguiré pasando por las vuestras como siempre, ya tengo raíces que me guían.
EliminarSí, la casualidad me trajo aquí, ¡y cuánto me alegro!
ResponderEliminarMe encanta tu blog. Desde hoy, tienes una nueva seguidora.
Puedes pasarte por el mío si te apetece, serás bienvenido http://cuandomevolvimariposa.blogspot.com :)
Un saludo,
Cristina
En ocasiones te topas con un paisaje, un momento, una sonrisa y te sientes un hombre feliz. Te dices que quizás ha merecido nacer solo por vivir ese momento placentero. Como el que me acabas de dar O_.
ResponderEliminarEste relato es una maravillosa historia, llena de imágenes, con instantes graciosos, y de filosofía campesina. Me gusta mucho el toque de realismo mágico, con esas raíces umbilicales hasta el hijo. Dicen que una madre sabe cuando muere un hijo, como saben tantas cosas que cuentan. En fin, que me haces ser feliz y pensar, e incluso decir cosas que solo dicen las madres, como esta en la que me has convertido con tu poesía.
corrijo: "...como saben tantas cosas que NO cuentan"
ResponderEliminarHola Citi!!!
ResponderEliminarYa sabes que me encanta como escribes, por eso he pensado en ti al elegir eso de mis Liebster Blogs. Si pasas por mi deprimente agujero, encontrarás el agradecimiento a regalarme historias.
Por cierto, tengo comprobado que si lloras junto una acacia, el árbol crece. Será por la salinidad de las lágrimas, por el Ph del fluído de la pena...
Aquí tienes el enlace
http://quenomecansodeser.blogspot.com.es/2012/05/liebster-blog.html
Un abrazo fuerte!
Que bien escrito!! Te felicito!! Un placer llegar hasta tu espacio y leerte. Pronto regreso!!
ResponderEliminarhttp://cuentosdensueno.blogspot.com
http://a212grados.blogspot.com
¿dónde están las palabras si no estás?
ResponderEliminar:)
No quiero parecer "cotilla" pero como hace tiempo que no te leo solo espero que te encuentres bien ¿vale?
ResponderEliminarBesitos
Gracias.
ResponderEliminarBonito :*
ResponderEliminarImpresionante, mágico, doloroso, exagerado como ha de ser un cuento donde las raíces se desbordan, crecen y se marchan de viaje a buscar a aquel que un día se fue, aquel que hizo madre-abuela a esa doña Julita que ya era vieja antes de parir.
ResponderEliminarme ha gustado mucho, mucho.
no me ha gustado la fabula.
ResponderEliminarni la vieja,ni la acacia,
ni las lagrimas,
ni nada de nada,
ni ritmo,ni cadencia,ni planteamiento,
ni baldosas del ayuntamiento
ni carlos,ni julita, ni servando
ni la vara del manzano.
sólo las raices que se alejan,por debajo de la tierra,hasta llegar al campo yerto,y rodear al muerto.
es solo una broma basada en negacion de todo el universo de tu poema.
Eliminarla diferenciacion entre lo que es infinito y necesario( coste de utilidad) me parece genial.
siento haber tardado tanto entre comentario y respuesta,
ya que ha podido dar lugar a malas interpretaciones.
el escrito.genial.
Llora quien alimenta las raíces de una pena.
ResponderEliminarSaludos!
Escribes de maravilla, Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
fus
De vez en cuando entro por aquí, a volverme a inspirar por ti, incluso no estando presente, lo consigues.
ResponderEliminarTe enviaré noticias cuando pueda, espero que estés bien.
Besos bella
Yo no quiero alimentar más las raíces de una o dos penas. Las palabras me aislan del suelo, me elevan y me dejan caer. Tras el lodazal, las palabras vuelven a purificarme y el ciclo se reinicia. ¿Se puede romper? Pero ¿quiero yo que se rompa?
ResponderEliminarLloro bajo una acacia...
Y tú ¿dónde estás? ¿Por qué ya no escribes?
¿Te has liberado de las palabras?
:)
ResponderEliminar¡Jo, ya ha pasado un año!
ResponderEliminarbellisimo tu blog
ResponderEliminarQué pena llegar tan tarde. Y qué alegría leer un relato que es mucho más que simbólico; es un poco una metáfora acerca de nuestras vidas...
ResponderEliminarUn abrazo.